Cumplir
siempre cincuenta años
Y
Y
poder
Y
poder quedarse
Y
poder quedarse con
Y
poder quedarse con las ganas
Y
poder quedarse con lo merecido
Y
poder quedarse con la piel arrugada
Y
poder quedarse con un palo entre los dientes
Y
poder quedarse con los órganos imprescindibles
Y
poder quedarse con lo accesorio sin remordimientos
Y
poder quedarse con la sensación de hacer lo correcto
Y
poder quedarse con una mano delante y la otra encima
Y
poder quedarse con las dolencias y sinsabores metidos en cajas
Y
poder quedarse con los bolsillos llenos de piedras y hierba húmeda
Y
poder quedarse con la posibilidad de dormir a pierna suelta con los ojos
abiertos
Y
poder quedarse con el convencimiento de que pase lo que pase siempre será
distinto